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El Lic. Ricardo Lauretta, responsable del Laboratorio de Energía del ITBA y un análisis sobre la actualidad local del desarrollo energético sostenible. Perspectivas y desafíos a futuro en esta materia.

La histórica falta de preocupación y poco planeamiento en el cuidado ambiental, en conjunto con la explotación indiscriminada de los recursos naturales, derivó en una situación límite. Las responsabilidades compartidas no tapan la necesidad de resolver la preocupante situación actual. “Consumimos recursos a un ritmo mayor al que el planeta puede producir, y contaminamos a una velocidad superior a la que la Tierra puede tolerar. Uno de los recursos que la humanidad consume vorazmente son los energéticos, particularmente los combustibles fósiles que la naturaleza no tiene posibilidades de recuperar”. Las palabras del Lic. Ricardo Lauretta no sólo resultan precisas, sino que están avaladas por su trayectoria: docente del Departamento de Ingeniería Mecánica y responsable del Laboratorio de Energía del ITBA, es coautor del Plan Nacional del Hidrógeno, promovido en 2013 por la Secretaría de Energía de la Nación.

“La única alternativa para un desarrollo energético sostenible es la sustitución del consumo de hidrocarburos por fuentes de energía renovable. Esta transformación de la matriz energética a nivel global representa uno de los más importantes desafíos tecnológicos para la humanidad. Su implementación requiere de la determinación y el consenso de todos los países”, subraya.

-Desde el Ministerio de Energía y Minería de la Nación se apunta a que en 2025 el 20% de la oferta eléctrica esté cubierta con energía renovable. ¿considerás que es un objetivo factible de cumplir?

-La matriz de energía eléctrica actual de nuestro país ya cuenta con más del 30 % de potencia instalada de origen hidroeléctrico, que también es una forma de energía renovable. Pero la meta propuesta en la ley 27.191, se refiere a otras formas de aprovechamiento de energías renovables, diferentes de la hidroeléctrica. El 20 % de la oferta eléctrica en el 2025 representará aproximadamente 6000 MW. Esta es una potencia que podría instalarse sin inconvenientes, siempre que se realicen las acciones correctas. De hecho, Argentina dispone de enormes recursos renovables distribuidos sobre todo su territorio y plataforma marina. Los pasos dados a partir del año 2016, en relación con las licitaciones en marcha, de parques eólicos y solares, es un buen comienzo en el camino hacia la meta propuesta.

¿Qué impacto puede generar la energía renovable en los sectores vulnerables?

-Los sistemas hogareños de aprovechamiento de energías renovables, como pequeños paneles solares, aerogeneradores y los sistemas periféricos necesarios para su funcionamiento, son caros y no están al alcance de los sectores económicamente rezagados. Por otra parte, el usuario individual no percibe si la energía eléctrica que consume proviene de una central termoeléctrica o de un parque eólico. Pero el impacto del desarrollo de las energías renovables en la población más vulnerable puede ser indirecto, a través de la generación de puestos de trabajo vinculados al sector. Si el crecimiento del parque de generación de energías renovable, se diseñara para que hubiera una importante participación de la industria nacional, podría haber un significativo impacto social positivo.

– El hidrógeno, al ser un combustible que puede producirse mediante energía renovable, comienza a tomar protagonismo, ¿qué avances viene alcanzando el ITBA en este campo?

-Estamos trabajando en la producción de hidrógeno por electrólisis a alta presión, sin uso de compresores, con el objetivo de mejorar la eficiencia, simplificar las instalaciones y disminuir costos de inversión. Se han construido varios prototipos experimentales y se sigue trabajando para resolver problemas de pureza y control. También se trabaja en sistemas de almacenamiento de hidrógeno a alta presión y aplicación de hidrógeno en motores de combustión interna.

-¿Cuál creés que tiene que ser el rol del ingeniero en el campo de las energías renovables?

-Hay muchos desafíos tecnológicos relacionados con el aprovechamiento de la energía que deberán ser abordados por las próximas generaciones de ingenieros. Su rol será central y es necesario que se formen en energías renovables, ya que se trata de una temática interdisciplinaria y requiere de la participación de todas las especialidades. El cuidado del medio ambiente es un compromiso social del que no escapan los ingenieros. Sin embargo, aquellos que se dediquen al desarrollo e implementación de sistemas de aprovechamiento de energías renovables, estarán asumiendo una actitud y generando una tarea de gran impacto social.