Menú

Dos alumnos del ITBA son cofundadores de Classmate, una plataforma en desarrollo que busca transformarse en el nexo entre estudiantes y profesores de enseñanza media.

¿Quién no necesitó alguna vez la ayuda de un profesor particular? Este cuestionamiento fue el que disparó que Martín Nieponice y Santiago Dunayevich, hoy en día alumnos de Ingeniería Industrial e Ingeniería Química del ITBA, decidan desarrollar una plataforma que facilite el vínculo entre las partes. En realidad, el proyecto se inició en 2017 en el Colegio Nacional de Buenos Aires, dentro del marco de un taller de emprendedores. “Todo surgió en un curso de cinco sesiones en el que teníamos que identificar un problema. Nos dimos cuenta de que no había ningún canal unificado para ofrecer ni pedir clases particulares, algo que nosotros y nuestros compañeros hacíamos cotidianamente. Entonces se nos ocurrió junto con otros dos amigos – Maximiliano Sassoon y Tomás Arracheacrear una plataforma que conectara alumnos y profesores particulares”, explica Nieponice.

Si bien no hay estadísticas nacionales actualizadas, investigaciones efectuadas en la década del ’90 y un sondeo realizado por los propios estudiantes coinciden en que al menos el 50% de los alumnos que concurren a la escuela secundaria asiste o asistió a clases de esta modalidad. Una cifra que, siguiendo este razonamiento, superaría el millón y medio de potenciales usuarios. “En agosto del año pasado lanzamos el proyecto a través de Instagram. Empezamos dentro de nuestro ex colegio y de a poco logramos expandirlo. Hoy estamos trabajando en un primer prototipo funcional, y hablando con desarrolladores para ya encarar el diseño de la app”, señala Dunayevich.

Tras haber obtenido el primer puesto en el certamen “CNBA Emprende” -que les otorgó la posibilidad de participar de un programa de jóvenes emprendedores en Barcelona-, Martín admite ser consciente de los desafíos que este proyecto implica. “Desarrollar una plataforma con las funcionalidades que necesitamos lleva mucho trabajo, y es lo único que evita que ya nos lancemos de lleno al mercado. Además, el proyecto en sí consume bastante tiempo. Hoy somos solamente cuatro y estamos evaluando sumar más gente, sobre todo para tareas específicas”.

 En un entorno en el que prácticamente hay aplicaciones para todo tipo de necesidad, los cofundadores de Classmate buscan que la startup se diferencie lo más posible de la competencia. Y la geolocalización es uno de los “caballitos de batalla” con los que quieren atraer a los posibles usuarios, a partir de la posibilidad de elegir a los profesores no sólo por el valor de la clase, sino también en función de la ubicación. “Además, les ofreceremos a los alumnos que califiquen a los profesores después de cada clase, para que el resto de los estudiantes tenga esa información. También planteamos la posibilidad de tener un programa de puntos para los usuarios frecuentes con los que puedan acceder a descuentos”, remarca Santiago.

Entre sus funcionalidades, la plataforma contará con un motor de búsqueda con filtros como precio, ubicación, disponibilidad horaria, valoraciones; como también, posibilitará que los profesores ofrezcan packs de clases y beneficios; y que se puedan reservar clases grupales, individuales, en institutos o virtuales. “No vamos a cobrarle comisión al usuario. No queremos que el alumno tenga que pagar de más por usar nuestra plataforma, simplemente queremos que le convenga”, adelanta el estudiante de Ingeniería Industrial.

Con mucho por hacer, pero con las ideas claras, Martín confía en el potencial de Classmate. “Cuando terminemos de reunir el capital para esta primera etapa, lanzaremos la app al mercado. Estamos centrados en ofrecer un buen producto. Vamos a ir a colegios, hablar con los chicos y empezar a mostrarles la plataforma. Si todo sale bien, a fin de año el proyecto puede ser una realidad”.