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Cuatro graduados y un docente del ITBA se desempeñaron en la reconstrucción del Rompehielos Almirante Irízar, una de las obras de ingeniería naval más importante de las últimas décadas.

El martes 10 de abril de 2007 el Buque Almirante Irízar (Q5) RHAI sufrió un incendio que afectó la zona de cámara de máquinas, sectores aledaños y el hangar de los helicópteros. Dos años después comenzó el proceso de reparación y modernización del buque, una iniciativa de gran envergadura sin muchos antecedentes a nivel nacional.  Así, desde el comienzo, el Ing. Norberto Fiorentino, Director Adjunto del Departamento de Ingeniería Naval de la Universidad se desempeñó como director de proyecto de ingeniería y como ingeniero de proyecto de las especialidades de alistamiento, electricidad y habitabilidad del buque.

“Este ha sido el trabajo más complejo y de mayor demanda de toda mi carrera profesional. Además, entre todos los desafíos, tuve la responsabilidad de conducir un equipo de trabajo de aproximadamente 40 personas”, remarca Fiorentino.

A fines de enero y luego de una década, el rompehielos regresó a la Antártida en una misión oficial. Esta actualidad es producto de una obra que requirió de 130.000 horas de ingeniería y control de proyecto, como también de la renovación de 760 toneladas de estructuras de acero (correspondientes a cubiertas, mamparos y refuerzos). De semejante labor participaron, además, los graduados en Ingeniería Naval del ITBA Aníbal Cabrera , también  docente del Instituto –en la función de responsable de Ingeniería por parte del Armador, la Armada Argentina-, Juan Martín Canevaro, -como Director de Proyecto por parte del astillero constructor en el período 2009-2013-, Marcelo Fanelli – Ingeniero de Proyecto de la especialidad Estructuras- y el profesor Ing. Naval Jonatan Koczan – proyectista en la especialidad Piping y coordinador de ingeniería -. Adicionalmente, se desempeñó como asesor técnico durante la obra, el Ing. Naval Miguel Groube, quien fuera hasta 2014 Director Adjunto del Departamento de Ingeniería Naval.

“Para poder tener un cabal entendimiento de la magnitud del proyecto hay que tomar como referencia que este tipo de obra es mucho más compleja que la construcción de un buque nuevo. No fue una simple reparación, también se trató de una construcción nueva y conllevó a una modernización de servicios y equipamiento. Hubo que acoplar estructuras originales con nuevas, al igual que la unión de servicios del buque existentes con partes reformadas”.

La presencia del ITBA también se manifestó en las pruebas de navegación ya que por iniciativa del Ing. Cabrera  participaron dos alumnos: en julio de 2017 Bernardo Wilk representó a la Universidad en la primera travesía; mientras que en octubre y durante más de 30 días, Bruno Prono Britez efectuó su práctica de embarque, que consistió en pruebas de mar y de hielo en la Antártida.

El Ing. Fiorentino sostiene que esta experiencia demostró que Argentina “tiene capacidad de desarrollo de ingeniería y de construcción, pero dentro del marco global debería tender a desempeñarse en nichos de mercado que agreguen valor y que permitan sostener la actividad local y exportar”.

Por último, el Director de la carrera de Ingeniería Naval concluyó que el proyectó enfatizó las capacidades de los profesionales formados en el ITBA. “A nivel académico, la curva de evolución de la carrera ha sido exponencial. Los graduados están preparados para competir en el mundo globalizado actual”.

+Reviví la obra a partir de la experiencia de los miembros de la Comunidad ITBA.

ANIBAL Y BRUNO

NORBERTO 2

BERNARDO

RHAI

JONATAN 1

NOBERTO 1

JONATAN