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Por María Teresa Mancini, Coordinadora General de la Diplomatura en Ambiente, Tecnologías y Derecho del ITBA

Poner al servicio de la naturaleza toda la tecnología existente implica una aplicación estratégica de la misma. Tal vez el planeta, nuestra casa común, tiene en la tecnología la clave para un desarrollo socioeconómico sustentable a la altura de un cambio eficiente aplicado desde una lógica no lineal, una lógica circular, interdisciplinaria y, sobretodo, un análisis crítico.

Esta propuesta no debe ser una utopía. Los Estados y sus regulaciones ambientales y económicas tienen el desafío casi estratégico de conformar incentivos para que la variación tecnológica se genere a un ritmo y con un enfoque adecuado.  Capacitaciones, transferencia de tecnología, incentivos, obligaciones y nuevos estándares regulatorios apuntan a un mejor equilibrio entre la innovación y la diseminación de la tecnología y el conocimiento.

La tendencia en materia de planificación globalizada identifica a la reorientación tecnológica como un imperativo estratégico para el desarrollo sostenible. Los países deben cooperar en la promoción del desarrollo, difusión y transferencia de tecnologías tanto interna como externamente con el fin de lograr este objetivo.

A nivel internacional, como líder en materia de innovación tecnológica de gran impacto ambiental se presenta el “grafeno”. Uno de los materiales más finos, flexibles, duros y con una inmejorable conductividad eléctrica -descubierto hace poco tiempo y con elaboración a partir del carbono-, hasta ahora (que día a día, es más) promete aumentar la vida útil de los materiales de consumo, avances claves en la medicina, detección de contaminación, eficiencia energética por su gran conductividad, entre otros. Vale señalar que China, Europa del Este y Estados Unidos lideran este mercado.

En este y otros proyectos la tecnología define la eficacia y eficiencia y, sobretodo, en el caos de las actividades industriales y la sustentabilidad económica de los mismos.

Por su parte, Argentina tiene un desafío clave. Sus recursos naturales y los escenarios ambientales son tan diversos como las oportunidades del crecimiento estratégico. La inversión en incentivos tecnológicos al servicio de un desarrollo sustentable y sostenible puede cambiar el paradigma económico instalado.

Para ello, la formación ambiental debe orientarse cada vez más hacia un eje interdisciplinario que contemple elementos claves en materia de diagnóstico y desarrollo, siendo la tecnología un elemento transversal para el éxito de cualquier emprendimiento de esta naturaleza.

Además, es esencial que la sociedad promueva iniciativas para impulsar este desafío. Es el caso del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) donde se lleva a cabo la Diplomatura en Ambiente, Tecnología y Derecho y se desarrollan proyectos de investigación, tanto en su formación inicial, como en posgrados y doctorados, que buscan la innovación tecnológica interdisciplinaria al servicio de los nuevos desafíos ambientales.

Afrontar proyectos que sean sostenibles desde un aspecto, tanto económico como ambiental, tiene en la tecnología la clave del éxito. La innovación representa la aplicación de los resultados de investigación y desarrollo: lo ambiental se convertirá en sustentable cuando se trasladen las capacidades emprendedoras y estratégicas a los ámbitos de decisión económicos y sociopolíticos.