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El director de la Especialización en Ciencias de Datos y de la Diplomatura en Big Data, Dr. Alejandro Vaisman analiza la aplicación de la ciencia de datos en las competencias deportivas.

Mucho se ha hablado (y se sigue hablando) sobre el uso de Big Data en distintas áreas y disciplinas. Es común leer experiencias en marketing, lucha contra delitos económicos y estrategias de fidelización, entre otras. Menos habitual resulta la difusión de una tendencia creciente, el uso de Big Data y ciencias de datos en el deporte.  En este ámbito, se puede decir que los datos se utilizan principalmente en tres dimensiones: para producir estrategias de marketing de alguna franquicia o entidad deportiva, tendientes a satisfacer requerimientos  de sus seguidores, aumentar las ventas de merchandising, incrementar el número de simpatizantes; como una herramienta de monitoreo del rendimiento físico de los deportistas, a efectos de optimizarlo y evitar lesiones (o disminuir su frecuencia); y para definir estrategias de juego en la etapa preparatoria de una competencia, o modificar una estrategia en tiempo real durante el juego mismo.

Como también sucede en otras industrias las entidades deportivas utilizan datos de ventas de entradas, redes sociales, resultados de sus campañas de marketing. Datos que se integran y consolidan en un repositorio (un data warehouse). Diversas técnicas de análisis son luego aplicadas para tomar decisiones basadas en la información obtenida. A modo de ejemplo, estos análisis permiten detectar cuáles son los intereses de los simpatizantes, y qué los motiva/desmotiva, lo que permite una mayor personalización de su comunicación y con ello tomar acciones que conduzcan a una mejor experiencia de los simpatizantes.

Por su parte, se hace uso de técnicas de análisis que, a partir de los datos provistos por dispositivos sujetos a los deportistas. Estos dispositivos pueden ser GPS, o los denominados “fitness trackers” (pulseras o relojes que registran la actividad física de quien los usa), que graban continuamente datos, como por ejemplo velocidad, actividad cardíaca, e incluso el impacto de choques en un juego donde el contacto físico es habitual y el riesgo de una lesión es alto, como el rugby o el fútbol. Es común en estos casos, que el análisis se realice sobre datos recibidos en tiempo real, y se los compare con valores históricos, por ejemplo, para evaluar la probabilidad de que se produzca una lesión.

La implementación de Big Data para desplegar estrategias es, probablemente, es de las posibilidades más actractivas desde el punto de vista de alguien interesado en el juego propiamente dicho. Sistemas de seguimiento y recolección de estadísticas se utilizan frecuentemente en deportes de alto rendimiento para grabar cada acción y movimiento de los jugadores. Ejemplo de herramientas que realizan esta tarea es SportVu, utilizado en básquet, fútbol, fútbol americano. Estos sistemas se instalaron en todos los estadios donde se disputan partidos de la NBA. Los datos son recolectados mediante cámaras situadas en el techo de cada estadio. Otra herramienta utilizada para la captura y análisis de datos, en particular para el fútbol, es StatDNA, que el Arsenal de Inglaterra utiliza desde 2014. Las posibilidades en este campo son infinitas, más si tenemos en cuenta que, según lo que detalla el Ing. Francisco Gónzalez, consultor del club español Las Palmas, durante un partido se pueden generar 8 millones de datos.

Otro uso habitual de las estadísticas recolectadas por las herramientas mencionadas, es el de soporte a las decisiones de adquisición de nuevos jugadores al comienzo de cada temporada, para minimizar las probabilidades de fichar profesionales que no rindan de la manera que el equipo espera.

En función de lo antedicho, surge inmediatamente una pregunta, ¿puede toda esta maquinaria tecnológica reemplazar al análisis y al conocimiento de los expertos? La respuesta, claramente es no. Siempre remarcamos, en charlas, conferencias, o cursos, que la ciencia de datos es una actividad multidisciplinaria, donde el rol del experto del dominio es insoslayable, y el deporte no es la excepción. En definitiva, la decisión sobre la estrategia a seguir, la formación de un equipo, la contratación de un jugador, depende de muchos factores, varios de ellos externos a la estadística y los datos fríos. Pero también es fundamental destacar que, en un mundo extremadamente competitivo, la información correcta puede proveer esa pequeña ventaja que en muchos casos puede hacer una gran diferencia.

*Columna publicada en El Cronista, en la edición del 07/12/2018.