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Es médica ginecóloga y obstetra. Creó la App “Llamando al Doctor” y es docente de la materia Formación para emprendedores del ITBA. El curioso caso de Ingrid Briggiler.

“Antes de ser médica me considero emprendedora, de chiquita me recuerdo haciendo cosas locas para cambiar el statu  quo de las cosas. Con los años conocí la palabra “emprendedora” y siento que me define a la perfección. Hiciera lo que hiciera yo estaba pensando en qué podía ser mejor o cómo optimizar procesos, no me gustaba hacer cosas que representaban una pérdida de tiempo y recursos”. Sin introducción mediante, Ingrid Briggiler se presenta como una escéptica de los límites, con un horizonte amplio que la seduce y motiva. Por eso cuando cursaba medicina en la Universidad Nacional de Rosario vislumbró una problemática: los pacientes llamaban por teléfono a los médicos a cualquier hora y estos atendían incómodos al interrumpir sus clases o los pases de sala en el hospital. Así ideó Llamando al Doctor, una app que formaliza las consultas fuera del consultorio que representan una necesidad real para el paciente.

Con más de año y medio de existencia, su idea dejó de ser un mero proyecto para transformarse en una realidad; constituida como sociedad anónima, cuenta con una cartera de clientes establecida y está en proceso de expansión.  A su vez, Ingrid multiplicó sus desafíos, ya que desde este cuatrimestre es parte del staff docente de “Formación para Emprendedores”, materia obligatoria para los alumnos de Ingeniería Industrial y de la Licenciatura en Administración y Sistemas, y optativa para quienes cursan las demás carreras de ingeniería.

-¿Cuáles fueron tus principales dificultades a la hora de emprender? 

-Al venir de un ambiente médico me fue difícil encontrar un socio fundador que quiera invertir sus ahorros en el proyecto o dejar su trabajo como hice yo. De hecho, nunca lo encontré y a pesar de que todos me decían que nadie iba a invertir en un proyecto sin equipo, conseguí un socio e inversor que aportó al proyecto mucho más de lo que me imaginaba: no solo dinero, sino contactos, infraestructura y asesoramiento. La incubadora que me seleccionó fue CITES, lo cuento porque muchos me preguntan cómo logré fundar mi empresa y para mí esta ayuda fue fundamental.

-¿Por qué decidiste ser docente? ¿Hace cuánto que ejercés?

-En la Facultad de Medicina de la UNR también fui docente de la cátedra de Pediatría y fue una experiencia enriquecedora. Es lindo volver al aula desde el otro lado para compartir experiencias y conocimientos, pero también para aprender y contagiarse del entusiasmo de los más jóvenes. Me motiva saber que hay muchas personas con ganas de cambiar el mundo, de ser protagonistas. Eso es lo que intento transmitir.

-¿Por qué decidiste sumarte al staff docente del ITBA?

-Tengo una relación particular y cercana con esta Universidad. La decisión de llevar mi emprendimiento a la realidad nació en un viaje que realicé con mi novio y una pareja de amigos (el chico de esa pareja Martín Cabral, es ingeniero del ITBA). La primera software factory que desarrolló mi app había sido fundada por graduados del ITBA. Además, la institución enseña valores con los que me siento identificada, el equipo de docentes de la cátedra Formación para Emprendedores tiene mucho compromiso con los alumnos, además está compuesto, en parte, por pares de los cuales puedo aprender muchísimo y poder contagiar mi espíritu emprendedor me estimuló a sumarme al staff docente del ITBA.

 -¿Qué conclusiones podés hacer de tus primeros meses en la materia Formación para emprendedores?

– La experiencia de ser docente en una cátedra que me toca tan de cerca es maravillosa. Puedo contar mi historia de aciertos y errores e imaginar con los alumnos cuáles hubiesen sido las mejores opciones para lograr los resultados esperados. Mostrarles a ellos que todo se logra con esfuerzo, que si bien el inversor aporta dinero nosotros, los emprendedores, tenemos que contribuir con algo que es igual de valioso: nuestro conocimiento y nuestro tiempo. También que realizar nuestra tarea a veces pone en juego nuestra vida personal, pero que si perseguimos un objetivo noble no va a haber quién nos pare. Además la teoría que sustenta los pasos a seguir para fundar tu propia empresa, que abarca desde tener una idea hasta presentarla con un pitch en alguna competencia para conseguir inversor. Todo eso junto, en una misma cátedra, con ejemplos reales, me resulta más que interesante para los alumnos y para los docentes que formamos parte del equipo.

 

Foto: Gentileza OHLALÁ!